Cada fracaso supone un capítulo más en la historia de nuestra vida y una lección que nos ayuda a crecer. No te dejes desanimar por los fracasos. Aprende de ellos, y sigue adelante.
¿¿¿SABIAS QUÉ???...
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CREA BUENOS HÁBITOS...... Y ELLOS GUIARAN TU VIDA
Perseverancia
Es tiempo de que los buenos propósitos se vuelvan realidad.
Normalmente a principios de año comenzamos nuestra lista de "buenos propósitos". El final de un ciclo nos impulsa reflexionar sobre nuestras virtudes y defectos, hasta el punto de tomar una resolución firme y realizar cambios. Todos sabemos cuán efímeros son esos propósitos, y que no pasarán ni siquiera un par de semanas antes de que se olviden. Sin embargo, esto no solo ocurre en año nuevo, puede ocurrirnos en nuestras vidas en muchos aspectos.
La perseverancia es hermana de la fortaleza. Con frecuencia en muchos aspectos de la vida, existe una verdadera lucha. Desde la escuela, el "aguantar" a un jefe lleno de defectos, tener una novia o un novio que hace cosas que nos desagradan, tener un marido o una esposa que a veces nos rompe los nervios y muchos otros momentos de la vida son difíciles. Desde pequeñas crisis hasta grandes huracanes, la vida nos depara un hecho innegable: la vida es hermosa, pero no necesariamente sencilla.
Si somos como un barquito de papel, la menor llovizna nos hunde irremediablemente. Hace falta la fortaleza.
La perseverancia es un esfuerzo continuado. Es un valor fundamental en la vida para obtener un resultado concreto. Existen muchos matices al vivir la perseverancia: existen aquellos que son necios irremediables, y otros que son veletas que cambian de rumbo. Estos últimos, tienen grandes problemas.
Siempre es emocionante iniciar algo: existe una gran ilusión, sueños y esperanzas. Ese "algo" puede ser un nuevo trabajo, vivir en una nueva ciudad, conocer a una persona que potencialmente puede ser nuestra pareja, un nuevo proyecto de trabajo. Sin embargo, fácilmente comenzarán a existir resistencia y problemas. En el nuevo trabajo, comenzaremos a conocer gente que no nos agrada, o las exigencias podrán ser agotadoras, al vivir en una nueva ciudad tal vez la gente no nos acepte fácilmente por nuestro acento o nuestra costumbres, tras el "enamoramiento" inicial, comenzamos a descubrir que esa persona ideal no lo es tanto y que en su personalidad hay aspectos que pueden rayar en lo insoportable. Si una persona abandona un trabajo porque su jefe no le agrada, tras cambiarse de ciudad decide regresar a su lugar de origen porque el hicieron el feo por su acento, si abandonamos a la pareja porque "no es perfecta", entonces estamos ante la falta de perseverancia, y en el fondo siempre existe un sentimiento en el corazón: el de haber sido derrotado, vencido y el no haber luchado por algo que valía la pena.
El combustible para que la perseverancia pueda moverse largamente es el de la visión de largo plazo y la profundidad. Los seres humanos somos hedonistas, es decir, preferimos el bien inmediato. Una persona puede utilizar una droga porque en el momento de administrársela a su cuerpo percibe sensaciones que le gustan, pero no le importa que su cuerpo se dañe en el largo plazo. Esa miopía provoca que hagamos grandes tonterías en nuestras vidas por obtener satisfacción instantánea. El punto es que con la perseverancia, debemos tener la fortaleza de no dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo, a cambio de obtener algo más grande y mejor en el futuro. Si vemos la vida con superficialidad entonces nos dejaremos llevar por las cosas inmediatas.
Cuando hablamos de perseverancia, valdría la pena tomar un papel y ver nuestros propósitos de año nuevo. El problema con los propósitos es que siempre decimos el "qué" pero nunca el "cómo". Por otro lado, a veces no conocemos a fondo nuestras capacidades (o falta de ellas) para poder establecer objetivos que realmente podamos alcanzar.
La lista de año nuevo, y cualquier propósito que emprendamos (una relación afectiva, un trabajo, un cambio de residencia), debería estar acompañado de un recuento de los medios con los que vamos a lograr ese trabajo. Si queremos arreglar una cañería rota, necesitaremos herramientas, y sería muy bobo desalentarnos porque no pudimos llegar hasta la cañería por el muro con las uñas ¡Hacen falta herramientas! Esas herramientas son nuestras habilidades, circunstancias, posibilidades y conocimientos. ¿Cómo aplico mis habilidades, circunstancias, posibilidades y conocimientos para que mi relación de pareja sea estable? ¿Cómo intervienen mis posibilidades en ese nuevo trabajo? ¿Qué se hacer bien y mal?
La perseverancia requiere sentido común. A cambio de contar con el valor de la perseverancia obtendremos el gozo de luchar por lo que queremos. Tal vez no lo logremos de inmediato, incluso tal vez no logremos algo en el final, sin embargo es importante disfrutar el camino. La perseverancia brinda estabilidad, confianza y es un signo de madurez.
A veces nos olvidamos de la sabiduría popular, pero no sería mala idea reflexionar solo un momento el viejo refrán El que persevera alcanza.
Proyecto de Vida
La proyección futura del ser humano ha sido abordada, a partir de distintas conceptualizaciones, por diferentes enfoques y escuelas en la Psicología. Entre dichas conceptualizaciones se destacan, fundamentalmente, las categorías de objetivos, metas, proyectos e ideales.
No obstante, y a pesar de esta variedad de denominaciones, la proyección de la vida es considerada por la mayoría de los estudiosos como importante componente de la motivación; esto es, como formación psicológica que expresa la perspectiva temporal de la motivación del sujeto orientada al futuro.
Al analizar las consideraciones teóricas más relevantes en torno al tema, encontramos que importantes autores como Lewin, (1965) y Nuttin, (1972) hicieron sus aportes al mismo. Lewin señaló que las metas y objetivos que se propone el sujeto, al igual que las necesidades, constituyen elementos que desempeñan una importante función dinamizadora del comportamiento. Por su parte Nuttin, señala que existe en el hombre una fuerza interior que lo impulsa a la realización de sus potencialidades denominada “tendencia hacia la realización de sí mismo”. Esta tendencia estimula al sujeto, en un proceso de unidad y diferencia entre lo que él desea ser y la imagen que posee del medio, a actuar en pos de lograr sus proyectos.
También los psicólogos humanistas prestaron especial atención a este tema. Así, Maslow, (1979) considera que la planificación del futuro es expresión de la naturaleza humana saludable, mientras C Rogers, (1977) analiza como elemento fundamental, en “el proceso de convertirse en persona”, el logro de un “self” o sí mismo estructurado. Este nivel se alcanza por el despliegue de la “tendencia a la actualización”, fuerza que impulsa al sujeto a la consecución de sus objetivos y que constituye un mecanismo psicológico de autorregulación, propio del género humano.
Por su parte, Allport, (1971) propone el término de “intención”, que a su juicio indica “propósito”, búsqueda de aquellos caminos a seguir en pos de objetivos futuros, los cuales pueden tener diferente grado de estructuración y temporalidad. Para este autor, cada hombre posee una “filosofía unificadora de la vida”, dada por aquellos objetivos que elabora a corto, mediano o largo plazo y que, en última instancia, dan sentido a su existencia.
Arias, (1988), propuso la categoría de “propósitos” para explicar la relación existente entre la autovaloración y los ideales. Destacó, además, la necesidad de tener en cuenta en la evaluación del potencial regulador del proyecto, no sólo la temporalidad del mismo, sino también su nivel de estructuración y las estrategias para su consecución.
D’Angelo, (1994), señala la existencia en la personalidad desarrollada de una orientación a la autorrealización, que impulsa al sujeto al desarrollo de sus potencialidades, a la realización de sus valores e intereses fundamentales, en el contexto de su actividad social. Esta orientación sirve de base a la estructuración de los proyectos de vida, los cuales, según el autor, tienen una importante connotación ética.
La elaboración de esta proyección, aunque se gesta desde edades tempranas, sólo se estructura, a nivel de formaciones motivacionales complejas, en la juventud, expresándose en los ideales y la concepción del mundo.
Es de suponer que todo el desarrollo psicológico anterior permite al joven delinear un sentido de la vida, como conjunto de objetivos mediatos que el sujeto se traza, los cuales se vinculan a las diferentes esferas de significación para la personalidad y requieren de la elaboración de estrategias encaminadas a emprender acciones en el presente, que contribuyan al logro de metas futuras. González, (1972)
Según González, (1972) se evidencia, cómo corresponde a la edad, la existencia de una elevada necesidad de realización de sí mismo, así como de determinadas necesidades materiales, tanto de carácter personal como aquellas relacionadas con la carencia de recursos y medios para el mejor desarrollo de su trabajo.
La regulación psicológica del comportamiento de los proyectos futuros difiere en las tres áreas de significación para estos sujetos, en función de la capacidad para trazar las vías y estrategias conscientes y de su acción volitiva, encausadas al logro de los objetivos.
Se observa también, como tendencia, una visión optimista del futuro, sin embargo, pocos tienen elaborados planes y estrategias para alcanzar ese propósito.
Los objetivos, aspiraciones y metas que integran los principales proyectos futuros de los jóvenes se vinculan a esferas, tales como: la profesión, el estudio, el trabajo, la familia, la realización personal, el empleo del tiempo libre y la búsqueda de caminos que les permitan satisfacer sus necesidades materiales.
Se encuentra una relación de igualdad-diversidad en los proyectos de los jóvenes. La igualdad se expresa en la semejanza de los deseos, aspiraciones y objetivos de estos, en cuanto a esferas más significativas, hacia las que se orientan los proyectos. Según González, (1972) la diversidad está referida a la manifestación concreta de los mismos, evidenciada en indicadores como son el contenido específico de los proyectos, la temporalidad de los mismos, la planificación de acciones o estrategias para su consecución y la valoración de los obstáculos, estando referido este último indicador, a la implicación mayor o menor, de la intencionalidad del sujeto en el alcance de sus propósitos.
Los estereotipos de roles de género atraviesan los deseos y aspiraciones de los jóvenes, constatándose que los proyectos más referidos por hombres y mujeres responden a las asignaciones culturales hechas a la masculinidad y a la feminidad. En los proyectos se observa una relación entre el nivel cultural, la posición social y el género, en cuanto a la jerarquía, frecuencia y temporalidad de los proyectos. Domínguez, (1992).
Las mujeres no vinculadas socialmente y con menor nivel cultural muestran aspiraciones y deseos orientados al presente, muy próximos a esperados desde los roles genéricos tradicionales, relativos a la mujer, como cuidadora y protectora de la familia. En las femeninas, de niveles culturales más elevados, que estudian o trabajan, encontramos aspiraciones y deseos vinculados a la profesión con mayor frecuencia que los relativos a la familia. Domínguez, (1992).
El nivel cultural y la vinculación social parecen ser factores influyentes en la proyección temporal de los jóvenes. Así, mientras los proyectos profesionales y de estudio se jerarquizan y aparecen con elevada frecuencia y con una temporalidad a corto y mediano plazo, siendo fuente de realización personal para el sujeto, otros proyectos, como los de formar una familia propia se ubican a mediano o largo plazo, ya que el logro de los primeros sirve de sostén a los segundos. El contexto socio-cultural y económico en que tiene lugar la vida de los jóvenes influye el contenido, temporalidad y estrategia de sus proyectos futuros. González, (1972).
El carácter activo del sujeto, en la proyección de su futuro, se evidenciará en las diversas estrategias que asume para enfrentar las dificultades o potenciar las posibilidades del entorno en logro de sus objetivos, metas y deseos.